La inauguración de la macrotienda textil Primark en la Gran Vía madrileña, con las interminables colas de compradores y curiosos que colapsaron toda la zona, ha provocado en muchos ese afán por explicar semejante acontecimiento de masas. Por otra parte, la campaña de compras Black Friday, procedente de Estados Unidos, se ha consolidado ya en nuestras sociedades europeas como punto de partida de la temporada navideña, abarrotando calles, tiendas y centros comerciales. Pero, ¿no habíamos entrado en una era del consumo individualista y atomizado? Según los expertos en marketing, todo se debe a los precios extremadamente baratos, tan bajos que al cliente no le importan ni el origen ni la calidad del producto