Permíteme la licencia. En realidad no es la “última llamada”, los psicólogos clínicos siempre estaremos llamados a basar nuestra práctica en la evidencia científica. Mi única intención con este título era captar tu atención… si estás leyendo estas líneas, quizás lo he conseguido.
Especialmente, espero haber captado la atención de aquellos psicólogos clínicos que no tienen en cuenta la evidencia científica y que aún son reacios a utilizarla para guiar sus evaluaciones e intervenciones. Si estás entre ellos, me gustaría que hiciésemos juntos algunas reflexiones: primero, ¿por qué es imprescindible que bases la práctica clínica en la evidencia científica?; segundo, ¿qué razones pueden explicar el que aún no lo estés haciendo?; tercero, ¿cómo puedes empezar a hacerlo?
Empecemos por el principio.
¿Por qué es imprescindible que bases la práctica clínica en la evidencia científica?
Hay muchos motivos (Echeburúa, de Corral y Salaberia, 2010), pero me gustaría resaltar tres.
- Por una obligación deontológica. Nuestro código deontológico señala de forma clara que «el/la Psicólogo/a no utilizará medios o procedimientos que no se hallen suficientemente contrastados, dentro de los límites del conocimiento científico vigente» (art. 18). Si no lo estás haciendo así, estás faltando a este código.
- Porque es la única forma de ofrecer intervenciones seguras. Sabemos que las intervenciones psicológicas tienen pocos efectos secundarios, pero sabemos esto de las intervenciones que han pasado el rasero de la evidencia científica, no del resto. Si utilizamos intervenciones que no han sido probadas de forma controlada es posible, no solo que estemos aplicando intervenciones que no funcionan, sino que estemos generando efectos indeseados; de forma clara, no solo que no ayudemos a nuestros pacientes, sino que les hagamos empeorar (Barlow, 2010; Lilinfield, 2007).
- La ciencia es la mejor vía para seguir mejorando las intervenciones psicológicas. Nos permite ir generando conocimiento y acumulando pruebas de una forma sistemática (recomiendo la lectura de Fairburn, Cooper & Shafram, 2003, como un ejemplo de esto en el campo de los TCA). Si no nos basamos en la ciencia, lo único que tenemos es nuestra propia experiencia como clínicos, y nuestra experiencia está cargada de sesgos, sesgos que nos llevan a pensar que lo que hacemos funciona, aunque no sea así. Te invito a ver esta ponencia de la profesora Helena Matute sobre los sesgos de causalidad que quizás te ayude a entender esta idea.
Por tanto, si quieres que tu práctica clínica respete el código deontológico, si quieres ofrecer intervenciones seguras, si quieres seguir mejorando las intervenciones psicológicas, es importante que sigas la evidencia científica.
¿Qué razones pueden explicar el que aún no lo estés haciendo?
De nuevo, han sido muchos los motivos que se han ofrecido para explicar la “brecha” entre la investigación y la práctica clínica, y aún se siguen discutiendo y proponiendo soluciones para reducirla (Holmes, Craske, & Graybiel, 2014). Me gustaría centrarme aquí en dos de estos motivos.
El primero es la existencia de diferentes escuelas de terapia (e.g., humanismo, sistémica, gestalt, cognitivo-conductual, psicodinámica… y, en los últimos años, terapias de tercera generación). Es probable que tú mismo puedas adscribirte sin mucho problema a alguna de ellas. O, tal vez, te consideres ecléctico, escogiendo a voluntad lo que entiendes que funciona mejor de cada una de ellas.
Y aquí radica el problemas de las escuelas, con las que nos alineamos por voluntad (o por tradición de los centros en los que nos hemos formado)… Como si aquello que mejor funciona lo determinara nuestra voluntad… Y el problema se agrava cuando, perteneciendo a una escuela, sólo te “crees” lo que encaja con ella, e ignoras el resto, por muchas evidencias que la investigación haya demostrado. Pertenecer a una escuela de terapia, y defenderla como el que defiende los colores de un equipo de fútbol, no hace sino aumentar la brecha entre la investigación y la práctica clínica.
El segundo motivo hace referencia a la creencia de que, en el fondo, lo único relevante son las habilidades terapéuticas, u otros factores comunes. Esto es lo que en psicología se ha llamado como “el veredicto del pájaro dodo”, y de él se ha escrito de forma acertada en otro lugar. El problema es que la evidencia científica no parece muy de acuerdo con este veredicto y existen, para problemas específicos, tratamientos que han demostrado ser claramente más efectivos que otros. Sin embargo, esta idea de que las habilidades terapéuticas lo son todo encaja bien con la imagen que tenemos de nosotros mismos como psicólogos. Cuando uno comienza la carrera de psicología, lo hace con el afán de ayudar a los demás, de poder desplegar sus armas personales para acercarse a otros y ofrecerles una solución. No se imagina leyendo artículos científicos enrevesados, aprendiendo estadística o siguiendo de forma sistemática un manual que le dice cómo intervenir, paso a paso. Uno se imagina sentado delante de la otra persona y ayudándola con su “arte” para hacer terapia. No me malinterpretes, las habilidades terapéuticas son muy relevantes, pero pensar que son lo único importante te aleja de la evidencia científica y de poder ofrecer la mejor intervención posible a tus pacientes.
Por tanto, ni tu escuela es la “mejor” (no hay escuelas buenas o malas) ni tus habilidades como terapeuta son lo único. El objetivo debería ser conocer qué teorías explican mejor los problemas, qué intervenciones han mostrado la mayor efectividad, qué habilidades terapéuticas parecen aumentar la eficacia de estas intervenciones, y conjugar esta información con las características de cada paciente y nuestra experiencia clínica para tomar decisiones.
Esto nos lleva a la última reflexión.
¿Cómo puedes empezar a basar tu práctica clínica en la evidencia científica?
Permíteme primero que plantee algunas ideas acerca de qué es no seguir la evidencia científica. No seguir la evidencia científica es utilizar modelos teóricos que no han sido contrastados para intentar explicar un problema psicológico. Esto ocurre con frecuencia. Ocurre cuando alguien trata de entender un trastorno de ansiedad generalizada como un conflicto familiar no resuelto o una anorexia como un “bloqueo emocional”.
Algo que ocurre con aún más frecuencia es no seguir la evidencia científica utilizando procedimientos, técnicas o terapias que no han demostrado su utilidad, por ejemplo cuando utilizamos las constelaciones familiares. Tampoco se sigue la evidencia científica cuando utilizamos técnicas o terapias para “todo”, cuando solo han demostrado utilidad en algunos casos, como cuando aplicamos mindfulness para todos los pacientes (cuando, hasta ahora, se recomienda tan sólo en caso de prevención de recaídas en depresión; NICE, 2009).
No seguir la evidencia científica es no tener en cuenta y no incluir en nuestra práctica los avances que se dan tanto en la explicación de los problemas como en su intervención; o hacerlo de forma incorrecta. Es seguir utilizando la parada de pensamiento para manejar las obsesiones, la desensibilización sistemática para el tratamiento del pánico, o enseñar a la persona a cambiar pensamientos “negativos” por “positivos” cuando se utiliza reestructuración cognitiva.
Si te ves representado en alguno de estos ejemplos, entonces es que no estás siguiendo la evidencia científica. ¿Cómo puedes empezar a hacerlo?
Desde hace algún tiempo, la Asociación de Psicología Americana se ha preocupado de esta cuestión y ha propuesto una aproximación denominada “Prácticas basadas en la evidencia” (o en ‘pruebas’, según traducción) (APA, 2006). Este modelo de trabajo sugiere tres patas fundamentales a considerar a la hora de realizar nuestra práctica clínica: la evidencia científica, las características del paciente, y la experiencia clínica. Desde esta perspectiva, las decisiones que vayamos tomando deberían tener en cuenta estas tres patas, dando, eso sí, un papel principal a lo que la ciencia nos informa. Te recomiendo la lectura de Norcross, Hogan, & Koocher (2008) y de este enlace sobre el tema; serán un buen punto de partida.
También existen recursos para acceder a las principales guías clínicas, en las cuales se integra información sobre qué tratamientos han demostrado más evidencias de efectividad para diferentes problemas. Entre estas guías destaca la guía NICE, aunque en nuestro país también existen recursos de este tipo.
Última llamada…
Si has llegado hasta el final de este post, es posible que se haya generado algo de disonancia cognitiva en tu cabeza, pero que tus razones “en contra” de la ciencia estén aún rondando tus pensamientos. No te creas lo que te propongo… pruébalo. Prueba a acercarte a la ciencia, a seguir un enfoque de “Prácticas basadas en la evidencia”. No es sencillo, pero nadie dijo que la psicología clínica fuese algo sencillo. Requiere esfuerzo, abandonar lo que nos ha dado seguridad durante tiempo y aprender cosas nuevas… pero es necesario. Parafraseando a Da Vinci:
“Aquellos que se enamoran de sola la práctica, sin cuidar de la exactitud, o por mejor decir, de la ciencia, son como el piloto que se embarca sin timón ni aguja; y así nunca sabrá a donde va a parar. La práctica debe cimentarse sobre una buena teórica.”
Nacho Coller dice
Excelente artículo. Gracias y enhorabuena.
Sergio De la Vara dice
Excelente artículo y muy enriquecedor para aquellos psicólogos que ejercemos la psicología clínica. Saludos..!
Ruben Salguero Castro dice
Excelente articulo alguna ve z un valiente sale a decir algo tan importante , como profesor de ingeniería en la Universidad y pedagogo veo que las teorías pedagógicas muchas veces pierden el rumbo de la ciencia y entran en fase chamanica de la especulación o interpretación haciendo un daño terrible llevando al retroceso o por lo menos al estancamiento del progreso , espero que tenga buena acogida en la comunidad de psicólogos especialmente en latinoamerica, de donde soy casualmente también apellido Salguero un saludo pariente y felicidades
Pablo dice
Seguramente es chamánico cuando se trata de teorías pedagógicas, pero cuando los ingenieros van a las presentaciones -usualmente en un ambiente elegante y dinámico- de los think tank del management, los escuchan como si fuese el Mesías y nada dicen que muchas de sus aproximaciones al management no tienen nada de científico, quizás y con suerte, algún exhaustivo estudio de caso, y a veces, ni siquiera eso. Rara vez en dichos seminarios se expone el método para llegar a sus «recomendaciones» para la empresa y el emprendimiento y peor aún, rara vez se sabe cuáles son los antecedentes académicos de estas super estrellas. Sólo basta tener éxito (y ese éxito es igual dinero) para que sean escuchados y seguidos, especialmente por ingenieros, como borregos al matadero.
Pablo dice
Buen artículo, pero desgraciadamente esto sólo obedece a una escuela de pensamiento: la americana, de la que los españoles son asiduos. Basarse en evidencia significa en realidad «evidencia observable», y eso remite, necesariamente, a los modelos cognitivo-conductuales, de los que efectivamente, se tiene evidencia. Pero ¿y qué pasa con los trastornos de personalidad? en los que la psicología «basada en la evidencia» no tiene prácticamente nada que aportar, o qué pasa con los problemas de angustia a veces vinculados a ¿problemas existenciales? Qué pasa con toda la escuela sistémica familiar italiana?
Peor aún, mucha de la psicología basada en la evidencia está basada en el método científico tradicional que funciona bien en ciencias básicas, pero poco en las ciencias sociales y psicología, por mucho que nos pese, es ciencia social, no médica. Poco se rescata, si no nada, de la aplicación en investigación de métodos cualitativos, que han aportado mucha información sobre contextos sociales.
Más aún, actualmente, con del advenimiento de las ciencias de la Complejidad, los problemas ni siquiera pueden ser considerados sólo desde la evidencia observable, los problemas incorporan elementos biológicos, sociológicos y psicológicos y no son atendibles desde herramientas experimentales tradicionales.
Yo diría más bien, que si practicas psicología basada en evidencia, entonces tendrás que atender lo que «ve» el método vinculado a esta aproximación: fobias, timidez, asertividad, etc. Y problemas más complejos o menos «observables»… ¿descartarlos? Pues a mi juicio, no. Sería una visión empobrecida de la psicología.
Y bueno, soy metodólogo de la investigación, así que sí, conozco el método.
Covadonga dice
Estoy de acuerdo contigo Pablo, cuando se trabaja con ciencias humanas necesitamos un nuevo paradigma. Por favor, estudiosos de las ciencias del hombre,pónganse de acuerdo e intentemos enriquecer esta pobreza a la que se ha visto reducida la ciencia del Ser Humano.
Frasco dice
«y qué pasa con los trastornos de personalidad? »
¿hay evidencia de que esto existe? Hasta donde sabía, nunca se demostró un trastorno de ese tipo.. jamás.
El resto ni caso, pensar que porque es ‘ciencia social’ no se puede ser científica es del siglo pasado.
» Y problemas más complejos o menos “observables”… ¿descartarlos? P»
Ni siquiera tiene sentido eso.. algo no se descarta sino se stiene evidencia simplemente no se tiene en cuenta porque eso de que hay cosas ‘más complejas o menos observables’ es cháchara, ¿cómo sabés vos que algo ‘tiene menos evidencia’? es como una falacia de petición de principio, aparentemente vos has sido elegido para saber osas complejas que no se pueden medir en ensayos clínicos aleatorizados y de doble ciego ¡Qué va!
Met´dologo de la investigación y estas pavadas deecís? Bueee
Pilar dice
Muchas gracias Pablo por desvelar todo aquello que las palabras de moda esconden y apuntar la pérdida que supone transportar los principios positivistas al estudio de la vivencia, sufrimiento y malestares del ser humano.
Hemos de basarnos en la evidencia, y espero que el artículo de Martín hiciera referencia al estudio de la subjetividad, de la interpretación y de la significación que las personas realizamos de las experiencias; basarnos en la evidencia de cuando las personas pueden significarse como sujetos conscientes de sus procesos psicológicos, conscientes dela sistema complejo que les llevó a una determinada situación.
Por eso, también ánimo a la evidencia desde epistemologías cercanas al estudio de la subjetividad y a metodologias donde las propias personas hagan emerger sus voces y las coloquemos en el centro de la investigaciones,
Miguel Ríos dice
Pensar que la psicoterapia se debe basar en «evidencia científica» es una falacia. Se basa en la idea de un universo mecanicista bastante anticuada que ya ni siquiera en ciencias duras tiene el peso que hace cincuenta o cien años por el sencillo hecho de que no todo se puede explicar con evidencias. Especialmente la psicología de una persona: cómo se puede medir el dolor, la alegría, o registrar los pequeños movimientos hacia la salud mental que ocurren en el consultorio? La naturaleza humana está mucho más allá del mundo físico, el reino de las «evidencias», y en última instancia, ¿qué hacer cuando no existe ningún estudio «científico» que describa lo que le pasa a un paciente o el tratamiento probado y comprobado? Supongo que estos terapeutas de la evidencia le piden que regrese en unos años, cuando hayan hecho estudios y publicado un paper que describa estadísticamente la «dolencia» y el «tratamiento», al más puro estilo de la ciencia médica, un paradigma que sería mejor reservar para la psiquiatría.
rafael rodriguez dice
Peor la pasamos psicologos (as), que tenemos que trabajar con personas que se dicen «terapeutas» solo porque tienen un papel o nombramiento y aun mas peor los profesionistas de otras carreras que estudian una maestria humanista o gestalt y se les permite manejar prosesos terapeuticos. Demeritando asi nuestra profesion.
Excelente articulo. Util evidencia para proteger nuestro trabajo.
Pablo Malo dice
«No seguir la evidencia científica es utilizar modelos teóricos que no han sido contrastados para intentar explicar un problema psicológico.»
Por ejemplo, seguir la terapia cognitiva de Beck es no seguir la evidencia científica:
https://evolucionyneurociencias.blogspot.com.es/2016/08/el-error-de-descartes-y-de-la-terapia.html
Jesús Emilio Castro Rodríguez dice
Realmente magnífica referencia…
Maria dice
Gracias por el comentario de Pablo en respuesta a este articulo. Y gracias a los que han seguido contestando en esta línea. Qué ciega la psicología academicista en España y qué miedo tienen los docentes a ampliar su mirada.
Muy curioso que el autor nos recomiende no tener escuelas, como si la suya, la cognitiva conductual, la que se estudia en las facultades españolas, sea «la buena».
Jesús Emilio Castro Rodríguez dice
Bien, bien, bien, pero que sepa usted que había evidencia «científica» para la parada del pensamiento y la DS….
Total….Ciencia SI pero tal vez habría que formarse mucho más en Filosofía de la ciencia porque me parece que en nuestro caso es crítico
Maria dice
Qué necesidad tienes, autor de este post, de aferrarte a lo que sabes hacer, leer como tú mismo dices: «artículos científicos enrevesados, aprendiendo estadística o siguiendo de forma sistemática un manual que le dice cómo intervenir, paso a paso». Cuánta renuncia premeditada a tu «arte», a tu «ego» en definitiva, a lo que también tienes, a lo que sin duda también eres.
Y lo que más me conmueve es tu necesidad de justificarlo ante el mundo: oigan, yo me fustigo leyendo artículos enrevesados porque ése es el camino, porque ahí está la verdad, no te desvíes, no transites por otras escuelas, aguanta la tentación, ni siquiera lo intentes, te confundirás y perderás «la verdad absoluta». Qué importante es la estadística en psicología, de verdad que lo creo, y todos y cada uno de los experimentos que han ayudado a comprender el comportamiento humano o al menos hayan dado algo de luz sobre ello, pero qué neurótico me parece aferrarse tanto a lo único que uno ha podido hacer en la vida, y ojo, es que no es fácil sobrevivir, no es fácil elegir a qué dedicarte y ganarte una plaza de profesor de universidad y ser doctor en psicología es sin duda alguna algo muy meritorio. Sin embargo, qué pena no poder verte transitando otras disciplinas, rompiendo tus esquemas, desdiciéndote de vez en cuando, enamorándote de la psicóloga de la acera de enfrente. Si la Psicología nació de la Filosofía hace muy poco tiempo, por qué ese afán de olvidarlo ahora, o peor, de desecharlo.
Totalmente de acuerdo con Jesus Emilio Castro Rodríguez…..hasta la ciencia cambia de parecer…. permitetelo a ti…permiteselo a tus alumnos también….descansa…..
José Tornés dice
Al leerte me doy cuenta de que tristemente estás convencido de lo que dices. En mi opinión te vendría bien revisar qué es la “evidencia científica” (busca datos de replicabilidad en psicología) y si eso puede encajar con la psicología como ciencia. Siempre que leo sobre el tema veo que los que defendéis este modelo os fundamentáis en una ciencia física como la newtoniana. Un tanto obsoleta. Hoy en día en ciencia se tiende a las llamadas “teorías de la complejidad” donde se da por hecho que las variables son prácticamente infinitas…
Lamentablemente cada vez hay menos formación en el pensamiento crítico imprescindible para cualquier buen profesional en cualquier ámbito. (desde la oficialidad asignaturas como filosofía, lógica simbólica o antropología las habéis eliminado, parece que solo interesan los técnicos aplicadores de técnicas). Esto contribuye a que un estudiante de psicología al que en clínica se le presenta casi en exclusiva vuestro modelo como “el científico” y el “verdadero” no tenga prácticamente opción a otra cosa. A no ser que su curiosidad le abra la posibilidad de encontrar y conocer otros diferentes y por lo tanto la de poder elegir libremente.
Tristemente el monopolio de la “verdad” (cientificidad si queréis) hace que otras teorías a mi entender mucho más válidas que la vuestra queden eclipsadas por cursillos y talleres llevados a cabo por personas no cualificadas para ello. Por cierto… ¿conocéis el concepto de “biopoder” de Foucault? (que por cierto también era psicólogo).
Este “ataque” del modelo bio-médico a cualquier otro que no comulgue con su estructura, y que no se da solo en el ámbito de la psicología, deja entrever la debilidad del mismo. Me da la impresión que estamos en uno de esos momentos históricos en el que aparecen nuevos y mejores paradigmas que amenazan con desbancar a este, y como siempre en la historia el viejo paradigma se defiende atacando desde las estructuras de poder (universidades, hospitales, ministerios, colegios oficiales, etc.).
Ten en cuenta que cualquier psicólogo pasa por tu modelo cognitivo-conductual (no le queda más remedio) y si llega a psicólogo clínico y/o a doctor en psicologíca y trabaja a partir de otro modelo teórico es porque conoce en profundidad, a demás del tuyo, al menos otro que le ofrece una mayor confianza para trabajar con él. ¿Te lo habías planteado alguna vez?.
Con mis mejores deseos de que “todos” vayamos hacia una práctica menos técnica y más humana que realmente ayude a las personas.
yo dice
«Con mis mejores deseos de que “todos” vayamos hacia una práctica menos técnica y más humana que realmente ayude a las personas.!»
No caigamos en una falacia del falso dilema se puede dar una practica científica y humana a la vez.
Como se puede dar una terapia muy humana pero que no funcione para aliviar el malestar de esa personas o remitir su sintoma, puede tener todo lo de humanista que quieras y no funcionar.
«Hoy en día en ciencia se tiende a las llamadas “teorías de la complejidad” donde se da por hecho que las variables son prácticamente infinitas»
La verdad basta con ver los papers que el control de variables en lo posible o utilizar cierta metodología científica es algo predominante en las diferentes ciencias,llámese química,física cuántica,biologia,etologia,etc, y esto ocurre porque nos permite ver el fenómeno de la forma mas «limpia» mas aproximadamente limpia posible dado la cantidad de factores que podrían incidir y en los sesgos que se puede caer. La ciencia nos invita a abandonar nuestras creencias y sesgos en aras de ver como son las cosas en realidad.
Con respecto a lo que mencionas sobre la complejidad te invito a ver esto Imagino que hablas desde Edgar Morin.
A Edgar Morin se le relaciona con las ciencias de la complejidad gracias a que él realizó una lectura un tanto sesgada del tema mediante el rótulo «pensamiento complejo». Demás está decir que Morin no inventó ni la teoría de sistemas ni las ciencias de la complejidad (complexity science). Un enfoque crítico, basado en evidencia científica, lo puedes encontrar en Carlos Reynoso, antropólogo argentino experto en teoría de sistemas, caos y complejidad, quien cuestiona los fundamentos científicos del programa de Morin.
«Desde las ciencias sociales a menudo se ha sindicado la obra de Edgar Morin, y en particular los numerosos volúmenes de su Método, como representativa de las teorías de la complejidad contemporáneas. Es mi convicción que esta identificación es equívoca, que las elaboraciones de este autor reflejan una concepción anticuada y circunscripta de la complejidad, y que existen métodos y técnicas complejas imaginativas y de alta productividad a los que el modelo moriniano no brinda acceso.
En todo el Método no se hace siquiera referencia a los sistemas complejos adaptativos, a las metaheurísticas inspiradas en la naturaleza o la cultura, a las geometrías y gramáticas recursivas, a los modelos basados en agentes o a los mundos abiertos por la dinámica no lineal. El propio concepto de no lineal es sintomáticamente objeto de una interpretación extravagante.
El paradigma moriniano, por añadidura, se encuentra afectado por un número significativo de errores de concepto, fallas técnicas, expresiones sistemáticamente engañosas, contradicciones y lecturas sesgadas. Más gravemente, en torno de las concepciones alentadas por el maestro se ha generado una comunidad de acólitos que alegan pensar y escribir «desde la complejidad misma», sin que las teorías y métodos complejos que se han desarrollado transdisciplinariamente en el último cuarto de siglo hayan hecho impacto en sus estrategias.»
http://carlosreynoso.com.ar/modelos-o-metaforas-critica…/
El libro lo encuentras aquí, aunque en un formato no amigable tipo word. Le escribiré a ver si por ahí tiene el PDF del original.
http://gen.lib.rus.ec/book/index.php…
Con respecto a esto :
«A no ser que su curiosidad le abra la posibilidad de encontrar y conocer otros diferentes y por lo tanto la de poder elegir libremente.
Tristemente el monopolio de la “verdad” (cientificidad si queréis) hace que otras teorías a mi entender mucho más válidas que la vuestra queden eclipsadas por cursillos y talleres llevados a cabo por personas no cualificadas para ello»
Tenga en cuenta que un código nos exige basarnos en principios cientificos, y muchas veces buscamos darle lo mejor al paciente que puede presentar determinada psicopatologia POR ESO ES IMPORTANTE QUE SI SIGA INVESTIGANDO SOBRE LA EFECTIVIDAD DE DETERMINADAS INTERVENCIONES PSICOTERAPEUTICAS, SEAN ACT,TCC, TBT ,terapias psicodinamica, ETC. Creo que esto hacer a la humildad de reconocer que una sola intervencion psicoterapeutica no puede tratar todas las psicopatologias y es por eso importante TESTEAR,EVALUAR DIFERENTES TRATAMIENTOS PARA DETERMINADAS PSICOPATOLOGIAS, viendo su efectividad.
Le muestro el siguiente LINK PARA QUE VEA LA CANTIDAD DE CUESTIONES QUE PUEDEN INFLUIR Y PORQUE MUCHAS VECES LA EXPERIENCIA CLINICA NO SUELE SER LA MAS CERCANA A LA REALIDAD.
https://www.psyciencia.com/por-que-las-psicoterapias-inefectivas-aparentan-funcionar-3/
Y ACA EXPLICA SOBRE LO IMPORTANTE DE BASARNOS EN LA EVIDENCIA:
«Sin embargo, cada uno de esos modelos cuenta con sus simpatizantes, que sostendrán que su forma de hacer terapia es la mejor, y darán una serie de argumentos a favor, contando sus anécdotas y experiencias con pacientes (incluso, si tienen suerte, algunas celebridades hablarán de las bondades del tratamiento en cuestión, como fue el caso de John Lennon con la terapia primal). ¿A quién creerle?
Es por estas cuestiones que en los 90 se empezó a generalizar la propuesta de las psicoterapias basadas en evidencia, es decir, modelos de psicoterapia que proponen criterios de evidencia más rigurosos que “para mí que funciona”.»
«…Claro está, podemos probar terapia primal o cromoterapia, e incluso podría servir, aún cuando sea por efecto placebo. Pero si consideramos que los trastornos psicológicos pueden poner en riesgo la calidad de vida o la vida misma, si consideramos que una terapia implica un gasto considerable de tiempo, de recursos, y de energía; si consideramos todo esto, digo, se sigue que probar terapias no es tan inocente ni tan libre de consecuencias como probar sabores de helado para ver cuál es el preferido de uno.
Hay mucho más en juego, y por eso necesitamos evidencia confiable, por eso es crucial que la salud pública se apoye en procedimientos con buena evidencia…»
Con respecto a la verdad podemos decir lo siguiente:
«…Con
esto es necesario dejar claro el concepto de verdad según Popper,
a saber, el mismo que comparte Tarski (el mismo que más
adelante se detalla a profundidad en cuanto al realismo
científico): verdad como correspondencia con los hechos. El
científico, siempre trata de hallar teorías verdaderas, o al menos,
teorías que estén más cerca de la verdad que otras. La verdad, se
torna para el científico en un principio regulador, que si bien, no le
permite saber que es poseedor de la verdad, al menos le sirve
para comprender que aún no la ha alcanzado y que debe procurar el
conocimiento que sistemáticamente se aproxime mejor a ella.
3/30/2018 Introducción al problema de la demarcación | Ciencia y racionalidad en el tiempo de las imposturas.
http://nulliusinverbasite.com/texto-informativo/demarcacion/ 13/70
Ahora bien, si se comparan los contenidos de verdad (Ctv) y los
contenidos de falsedad (Ctf) de dos teorías T1 y T2, ¿cómo se
puede determinar que T2 es más semejante a la verdad o
corresponde mejor a los hechos que T1? Para ello deben reunirse
dos condiciones: El contenido de verdad (Ctv), pero no el contenido
de falsedad (Ctf), de una Teoría 2 (T2) es mayor que el de la
Teoría 1 (T1). El contenido de falsedad de T1, pero no su contenido
de verdad, es mayor que el de T2. Preferimos T2, que ha pasado
ciertos test severos, a T1, que ha fracasado en esos test, puesto
que una teoría falsa es ciertamente peor que otra que, de acuerdo
con nuestro conocimiento, puede ser verdadera (Popper, 1980).»