En el justo afán por remarcar la necesidad de aumentar la contratación de psicólogos clínicos en el Sistema Nacional de Salud (SNS) hay un dato especioso que se repite irresistiblemente: “En España hay 4 (o 6) psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes frente a los 18 que hay en Europa”. Trataré de explicar por qué este dato es equívoco y no debería velar otros argumentos mejores como base de nuestra justa reivindicación de más plazas de psicólogos clínicos en el SNS.
El origen
Es difícil rastrear el origen de esta exitosa comparación. Un psicólogo amigo la atribuye al informe “La Situación de la Salud Mental y la Psicología en España” que elaboró un grupo de trabajo del Colegio Oficial de Psicología de Valencia alrededor de 2008-09. Precisamente, una noticia de Infocop de finales de 2008 ya presentaba esta comparación.
La media europea se obtiene de algún informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los recursos en salud mental. Según mi amigo, él lo recogió del Atlas de la OMS de 2001. Lo cierto es que ese informe no ofrece una media para Europa, aunque recoge datos de psicólogos por 100.000 habitantes de diversos países del mundo, también europeos, entre ellos, España, que aparece con la exigua cifra de 1,9, que ha aumentado algo en informes posteriores. Comoquiera que sea, es posible que en ese o algún otro informe de la OMS, más o menos actualizado, se pueda extraer esa ratio de psicólogos por habitantes en Europa.
Por su parte, la fuente original para el dato de los psicólogos en España es más fácil de localizar: proviene de “El observatorio de salud mental: Análisis de los recursos de salud mental en España” de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN). El Observatorio es un proyecto de la AEN para conocer los recursos disponibles y evaluar periódicamente el desarrollo de los planes de salud mental autonómicos. Aunque no son datos enteramente fiables, ha sido la mejor estimación disponible hasta hace poco del número de psicólogos trabajando en el SNS. Originalmente se habla de 4,3, aunque la cifra se ha redondeado a hacia arriba o hacia abajo. En el 2018, un informe del Defensor del Pueblo, tras la consulta a fuentes oficiales sobre el número de psicólogos clínicos en el SNS, actualizaba esta cifra y la elevaba a “aproximadamente” 6 psicólogos. Lamentablemente, no existe un registro oficial, público y actualizado del número real de profesionales de la salud mental en el SNS. Esta información sería conveniente para la valoración de los recursos y necesidades del SNS y para la comparación entre comunidades autónomas, entre las que parece que existen notables desigualdades.
El problema de la comparación europea
Al margen de la endeblez de las ratios europeas y españolas, que más que como un recuento deben entenderse siempre como una (imperfecta) estimación, el problema radica en que se comparan categorías dispares. Si bien los datos de España (de la AEN y del Defensor del Pueblo) se refieren específicamente a psicólogos (clínicos) en el SNS, los informes de la OMS recogen datos de países con gran variedad de regulaciones y prácticas en lo que respecta a la provisión de tratamientos psicológicos (Laireiterab y Weise, 2019). Por ejemplo, solo la mitad tienen regulada la profesión de psicólogo clínico (European Commission, 2016) y en muchos casos los servicios de salud mental son provistos a través de seguros privados o los servicios públicos solo están cubiertos hasta un cierto grado y a veces sujetos a copagos (Huber et al., 2008). Esto fuerza a que los datos no se refieren a psicólogos clínicos trabajando en el sistema de salud público, sino a psicólogos en general o sanitarios o clínicos, trabajando en servicios públicos o concertados o privados. Tampoco es descartable que algunos países, al no tener reconocidas especialidades ni atención psicológica en el sistema público, hayan ofrecido datos de psicólogos registrados para el ejercicio profesional sin más. La distribución de las ratios resultante es tan dispar (por ejemplo, 0,04 en Turkmenistán, 85 en Dinamarca y 9 en el Reino Unido) que en propiedad habría que hablar de la mediana más que de la media. Llevado al caso de España, si en vez de referirnos a psicólogos clínicos en el SNS ofreciéramos datos de psicólogos prestando servicios en cualquier ámbito relacionado con la salud, el número se multiplicaría considerablemente: podemos estimar que por cada psicólogo clínico en el SNS hay 4 psicólogos sanitarios ejerciendo en el sector privado, y algunos más en servicios socio-sanitarios públicos o concertados. Si nos vamos al registro de colegiados, entonces los datos para el 2018 son de 156 psicólogos colegiados por cada 100.000 habitantes, 76 de ellos en el ámbito sanitario. Incomparablemente más que los 6 informados por el Defensor del Pueblo.
Un hechizo análogo… para emisores y receptores
Pese a la dudosa validez de la comparación europea, su éxito es rotundo. Aparece recurrentemente por todos los medios: entrevistas, reportajes, comunicados profesionales, peticiones online… ¿Por qué? Se trata de una cifra extraída de fuentes prestigiosas, es intuitiva, simple, fácil de explicar y de comprender. Además, los estándares europeos son comúnmente aceptados como un objetivo deseable y realizable. De este modo, lo que psicólogo Daniel Kahneman llama en su libro Pensar rápido, pensar despacio el Sistema 1 —que procesa la información de un modo rápido, automático, sin matices— no tiene dificultades para convencer al Sistema 2 —concienzudo, pero lento y perezoso— de la bondad del dato, que se propaga sin reparos.
Una alternativa llena de poderosos argumentos
Después de todo, el dato es creíble porque la escasez de psicólogos clínicos en el SNS es evidente. Basta saber que, salvo casos excepcionales, no hay psicólogos clínicos en atención primaria, que es donde son tratados la mayor parte de las personas con problemas de salud mental. Las listas de espera en los centros de salud mental de adultos y de población infanto-juvenil —aunque aquí la ausencia de datos oficiales y actualizados para nuestra especialidad es también notoria— es inaceptablemente alta, de varios meses. La demora entre consultas para los que llegan a acceder a estos centros ambulatorios es preocupantemente larga, lo que hace difícil poder ofrecer los tratamientos psicológicos en condiciones mínimamente parecidas a las que han sido validados. La presencia en los servicios hospitalarios, pese a la creciente demanda de atención integral a las personas enfermedades físicas, es precaria: los pocos recursos personales disponibles son prestados muchas veces a través de convenios con entidades privadas o bajo contratos de investigación y al margen de la normativa legal que obliga a que los psicólogos que desarrollen su actividad en el SNS o concertados con él deben estar en posesión del título de especialista. Además, el proverbial el consumo de psicofármacos no hace más que aumentar pese a que su balance beneficio-riesgo lo desaconseja como primera opción terapéutica para los problemas de salud mental más comunes, y tampoco son la preferencia de los usuarios. En definitiva, por encima de la cuestionable referencia a la media europea, son todas estas faltas —que deberíamos esforzarnos en documentar sin esperar a que lo hagan las entidades responsables de las mismas— las que nos valen para argumentar con solidez sobre la apremiante necesidad de aumentar los recursos personales para la atención psicológica en el SNS.
Juan Carlos Duro dice
Hola César, ¿podrías facilitarme el informe “La Situación de la Salud Mental y la Psicología en España” de Roger Muñoz que citas dentro de un grupo de trabajo del Colegio Oficial de Psicología de Valencia alrededor de 2008-09
César González-Blanch dice
Hola Juan Carlos, no lo tengo. Lo vi mencionado en un informe de la SEPCyS, sobre la necesidad de psicólogos en AP, que tampoco está ya disponible online. El que probablemente lo tenga es Roger Muñoz, que años después escribió sobre lo mismo en un boletín de la SEAS: http://www.ansiedadyestres.org/content/en-profundidad-b-41. Contacta con Roger, quizá él te pueda pasar el informe.